jueves, 18 de octubre de 2012

Leyendas Mexicanas- El Nahual

Octubre y Noviembre son meses que en México se acostumbran recorridos por calles con historias y leyendas, así mismo, las leyendas de nuestros ancianos pasan de generación en generación, siendo estos meses los favoritos de todos para contar estas historias que son parte fantasía y parte realidad, historias que dificilmente se van a poder comprobar, por loq ue siempre pensamos el "¿Y si fuera cierto?".

Es divertido pasear entre la realidad y la fantasía, algunas veces nos inspiran miedo, otras ternura y otras alegría, pero al final depende de nosotros elegir lo que queremos creer.

En esta ocasión habrá un epsecial con algunas de las leyendas que adornan el folklor  mexicano, empezando con esta publicación...

El Nahual


En un pueblo pequeño donde las leyendas abundaban, por la tarde las personas salían de sus casas a reunirse con los vecinos mientras tomaban café, jugaban a la lotería, los niños jugábamos a su alrededor, no faltaba a quien se le ocurriera contar alguna historia de terror o algún hecho real de sus propias vivencias que ponían la piel de gallina. Fue en esa ocasión que le toco turno a una mamá para hablar y esto fue lo que dijo:
Cuando yo estaba más chica, que apenas estábamos construyendo la casa, mi papá hizo su taller de puros carrizitos (palo de madera parecido al bambú pero mucho más delgado), estaba un poco retirado de la cocina que es donde pasábamos la mayor parte del tiempo, desde la ventana se podía ver la luz de la lámpara de gasolina y sabíamos que estaba trabajando porque siempre se le hacía noche. Una vez que mi mamá me pidió que fuera a llevarle de comer porque ya era muy tarde, agarre la comida para llevársela el plato en una mano y las tortillas en otra, el tramo me pareció muy largo para llegar porque estaba bien oscuro, una oscuridad en la que no podía ver el pie cuando daba paso, solo me guiaba por la luz que salía del taller. Entonces empecé a escuchar pasos junto a los míos, porque la yerba seca tronaba… por más que volteara no podía ver nada así que me apure, y los pasos también conmigo, cada vez lo sentía más cerca, pero afortunadamente llegue pronto al taller, me metí y le dije a mi papá que algo me seguía, entonces el tomo el machete, cerró la puerta, y empezamos a oír la respiración como de un animal muy grande y sus pisadas alrededor del taller, con la poca luz que se escapaba entre los carrizos se veía como un perro grandote, negro, que daba vueltas y vueltas buscando por donde entrar y empezó a rascar las paredes, cuando se volteo de frente le vimos los ojos… ¡rojos como lumbre! Y se sentía su mirada pesada encima de nosotros. Mi papá me metió debajo de una mesa y me dijo que no me moviera, que era el Nahual, entonces el animal dejo de hacer ruido y se fue a la casa porque estaba la puerta abierta, mi papá lo siguió con el machete, y antes de llegar a la puerta se hizo humo y se fue…

Es sorprende como lo hablan de forma tan natural, pues decían que estos avistamientos eran comunes, decían que el Nahual era el Diablo convertido en animal, que se presentaba cuando quería robarse el alma de un niño, es aqui donde entra la parte de la leyenda y la decisión de cómo tomar este tipo de historias.

Verdad o Fantasía, nadie lo sabe en realidad..

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